14.8.10

Madrugadas de verano.

leía tu nombre vivo ámbarino
luces eternas al anochecer
desde un cielo sin fábulas
he querido un poema mío
que dure toda tu espalda
escribo con dedos suaves
así como tu voz primeriza
no entiendo qué es amor
acaso un ciclo que acaba
qué es éste latido grande
cuando te veo llegar a mi
leía tu nombre vivo celeste
luces eternas al atardecer
por dios como se ama asi
necesito amarte sin tocarte
rasgar tu cabello azabache
volver a tu barbilla cobriza
alma gemela borde de alma
yo no sé mentir un poema
soltura y gracia en la grama
nervios no entiendo tu vida
tampoco sé enfermarme
con lo poco que me digas
de un amor puro siempre
te recuerdo ahí en la mesa
tus siempre bellas manos
hablando tú un arbol milenario
sentado a mi lado no importa
lo que hablen déjalos
en clara tormenta

una tormenta de palabras avanzando cerca de la luz

No hay comentarios: