9.4.10

Teoría del tomate, la lechuga, la leche, el pollo, etc


Posiblemente recordarás que Marx solía decir que el fetichismo de la mercancía es la materialización de las relaciones de producción que son inherentes a la economía mercantil que está basada en la propiedad privada sobre los medios de producción. Recordarás todo este parapeto conceptual que se interpreta fácilmente en el quehacer cotidiano de nuestras vidas. Recordarás tambíen que yo nunca lo recordaba y que ahora no pienso recordarlo pero debería recordarlo para evitar salirme del mundo del consumo pues si no como en dos días me muero. Yo no pienso hablarte de producción privada, ni de mercados globales, ni de liberalismos, nada de las expresiones económicas socialmente argumentadas por nuestros amigos Smith, o Marx. Yo quiero hablarte de la vida misma. De sentirlo en carne propia como cuando nos caemos al suelo y nos golpeamos el trasero y decimos coño de la madre, o la madre que lo parió. O cómo cuando nos lastimamos con el pinchazo de la vida dura que proporciona el trajín de ir en medio del tráfico, o sentir el suspiro del reloj dentro del supermercado al observar a miles de personas esperando con su carrito de las compras seguras de la confianza credit card. Bueno, yo odio las multitudes desde que todas corren en estampida por la harina, el ázucar, la leche, o la carne, que la verdad sea dicha, la culpa no la tiene la pobre vaca. ¿La culpa la tiene el "sistema"?. ¿La tiene el hombre? ¿La tiene Dios? ¿La tiene el Diablo?. Vamos, no tengo respuestas infalibles, así que mientras tanto la culpa es de la pobre vaca.
El supermercado es divertido. Hay muchas cosas que tocar, ver, oler, y nos queremos llevar todo, si la señora de al lado tiene un carrito mas lleno, el mío también tiene que estarlo mas y mas. Asi vamos por acá todavía. El dinero alcanza para pagar la tertulia del viernes en el bar X de la calle XXX, cerca de la discoteca XXXX, pero no hay dinero para invertir en conciencias saludables. Nos conformamos con la credit card, el auto de moda y la telenovela de las nueve. El "sistema" que contiene relaciones que se traducen en que la riqueza de unos signifique la miseria de otros, que son muchos, no acabará si no hay una identidad personal y colectiva libre de divulgaciones politicas dominantes. Sí, ya sé que el orden social es necesario para evitar el caos, pero acaso ¿el caos significa  desordenar los párametros económicos-politicos actuales para remodelarlos y acercarlos a un modelo mas humano y menos mecanicista?. ¿No se puede lograr un desarrollo distinto de las doctrinas generales del "sistema" en pro de las condiciones materiales existentes del hombre?. Lo que pude observar fueron tomates pálidos, bolsitas de tostones, que se veían deliciosas y huérfanas- por tanto tomé una-jabones de trigo, frutas frías metidas en viandas de papel, yogures tan extraños, tan indiferentes. También pude constantar a cientos de personas comprando impulsivamente cómo quien no quiere perderse el fin del mundo sin una buen banquete. Yo pensé, pero qué hago allí ahora tan enojada con el rumbo capitalista en una sociedad que prefiere redireccionarse con una lógica económica socialista?. De repente no sentí diferencia alguna entre un mercado socialista y ése capitalista en el cual yo compraba. Sentí que no hay sensibilidad, ni una perspectiva de vida acorde a la calidad, sino a la cantidad y a la necesidad del momento, a la tradición de "obtener lo que venga" aunque no sean satisfechas nuestras demandas vitales como ciudadanos. Ese afán por querer sobrevivir en de vivir me produce antipatía por unos segundos, luego sonrío a la ancianita de al lado y le digo que sí, que hay huevos, pero no todos los días. Obviamente, sabes a que me refiero. En fin, que me preguntaban dónde estaba la harina y yo les decía por enésima vez: no sé, dijeron que por allá-------->. Lo peor es la paciencia de la clientela de la ciudad, aquellos que no tienen autos, y que no les importa mucho salir a las nueve pm para poder llegar con la cesta básica diaria a su barrio, o la de aquella que sólo compró papel toillet y que por media hora de espera ahora desea ir al baño mas cercano. o la teoría de la vida se ha perdido, o pasó mucho tiempo-y prudencial- para volver a considerar otra teoría que aniquile a la anterior que yo tenía en la cual disfrutaba comprar mi salsa de tomate. Hay una afectación autoinflingida, una herida volutnaria en la sociedad general. No sé como partir desde ése esquema para lograr la libertad humana. Hace días leía algo en una web-luego trataré de buscarla para citarla-, y encontré una pregunta que me parece importante contestar:

"¿Dónde encontrar una filosofía de la historia que permita pensar un Reino de Dios mas allá tanto del historicismo, como de un abstractismo antihistórico?"


 ¡...Queridos clientes exigentes y estimados, quien  responda la pregunta se llevará una cesta llena de los productos mas frescos de nuestro  gran establecimiento!...


;)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Posiblemente recordarás que Marx solía decir que el fetichismo de la mercancía es la materialización de las relaciones de producción que son inherentes a la economía mercantil que está basada en la propiedad privada sobre los medios de producción.

Discrepo radicalmente sobre la fisonomía genuina de tal relación, primero porque el fetichismo aparece inherente a la cristalización e un valor producto del trabajo de la cual las relaciones e producción son eslabones individuales y colectivos cuyo carácter fantasmagórico radica en la substración de los productres y los mismos pedios de producción en la apropiación de una mercancía sino que surgen de los caprichos endopáticos que Marx proyecta, existen muchas excepciones que mantienen al margen de esta dieología que Hegel incluyó en su Enciclopedia de Ciencias Filosóficas. Pero podríamos considerar de la liberación dialéctica feuerbachiana a la escuela de Frankfurt de mediados de los sesenta un gran progreso en cuanto a imaginación cultural entro de las metodologías del campo. Existe un contraste hilarante en tu discurso en la estructuración de la jerarquía tanto de las ideas como de la lógica que engloban, ideas sencillas alternada e invertidas entre paralológicas y amenas anotaciones suspicaces, sobre todo cuando hablas del conocimiento pericila del valor de las manifestaciones del trabajo, revestido bajo la forma e mercancía y únicamente diferenciable de sí mismos y paralelamente capaces de delimitar equivalencias reductivas y necesarias como universales.
Lo más gracioso es cuando intentas bosqujar un lugar en un nolugar y terminas expandiendido el sintagma como una paradoja naturalmente social.

Hay más por leer, se te olvidaron las tarifas.