21.3.10

modelos lógicos


Tengo algunos días sin saber cómo demoler las distancias y las melancolías que aparecen de vez en vez, cuando la luna decide coquetear unas horas con la tierra, dejándose ver con su majestuoso color amarillo. Ya saben, como esos modelos lógicos que existen desde que un cavernicola le dijo a una cavernicola: hey tú, ¿tu ombligo, piensa? Yo no quiero importurnar con mis desvaríos, es que  yo siempre renuevo mi subjetividad, dado que si no cambio mi intelecto cada semana, despierta un fatal tedio en mi nous. No puedo escribir un puto ensayo desde hace días. Desde que cayó aquella tormenta el día jueves por la tarde, murieron todas aquellos escudos que había colocado para protegerme del pasado y sus sicarios que -a veces- regresan para joderme por un buen rato. Me asomé a la ventana para observar la lluvia fulminante que estaba cayendo por mis calles. No lo podía creer. Llovía por alguna razón en especial o a Zeus se le resbaló el agua de su cubeta. Pensé: esto no puede estar pasando. ¿Que carajos pasa? llueve cuando no debe llover, y no llueve cuando lo esperamos.  Ahora llovia.  Eso.  Me devolvi a mi gran sofá negro y estiré las piernas cómodamente. La television estaba encendida. Cambié los canales con el control remoto, y no hallaba un programa decente. El ruido de la lluvia continuaba y todo se me hacia demasiado triste. Se supone que una debe alegrarse por éstas cosas, mas ahora que no ocurren casi nunca, pero yo,  estaba inevitablemente  triste y no sabia el porqué. Estaba, -como decirlo- ligeramente olvidada dentro de una dimensión desconocida, como una lámpara de habitación vintage que deseo tener.

Cuando entendi que ésta dimension no eran mas que mis recuerdos, me fui directamente al ordenador y miré la pantalla por unos segundos. ¿Y ahora que hago?. Lo sabía. Sabia que estaba ocurriendo. Busqué aquellos cuentos que escribí hace unas semanas y los releí detalladamente. Boom. Morí. Allí estaban las respuestas golpeandome a la cara. Estas cosas pasan cuando una menos lo espera, y las lagrimas empezaron a caer silenciosamente. Las lagrimas saben horrible. Puajj.  Cada vez que encontraba un recuerdo suyo en una linea, una frase, o un parrafo, yo comprendia que el amor no se borra con la goma del lapiz. No se borra con nada. Maldita sea con las telenovelas.

Después de la experiencia emocional inesperada, me levanté de la silla y miré por la ventana. El sol ya estaba ocultándose. El cielo tenia un color rojizo y elegante. Yo tuve la sensación de estar en una terraza de restaurant costero. Me dije: vamos muchacha vamos a escribir sobre las cuestiones que te importan de verdad. Vamos, que el mundo está cambiando radical-mente, y hay que estar a la vanguardia sin dudarlo.
Pero, como saben, estos pensamientos no me convencían mucho, y me quedé unos largos minutos mirando la calle, la ciudad perfectamente imperfecta, desde mi balcón paciente. La gente iba por allá y por allí, caminando cual zombies bien vestidos o desfigurados por la crueldad de la vida, los autos con sus luces intermitentes se estacionaban frente a los edificios cercanos de una manera extraña. Si. Todo se movia extrañamente, porque en realidad, el mundo da vueltas inexorablemente, pero algo se mantiene en mi punto todavía. Dicen los que saben qué es el amor, que la razon no existe, que los pájaros hacen el amor porque asi lo sienten. Dicen aquellos que es mejor tirarnos en la cama de un hotel de cuatro estrellas y estudiar un poco la gran obra El fin del Hombre, de Francis Fukujama mientras saboreas una lata de esas pequeñitas de leche condensada. Les notifico que me estoy riendo de éstas últimas lineas escritas, si, cosas de la locura shakesperiana. Pero bueno, yo vine aqui a decirles que no es lógico amar, pero cuando lo hacemos, lo hacemos. Logica tradicional : se ama a los conocidos, a los desconocidos, a los de ahora, a los de antes, a los panaderos que hacen bien el pan que desayunamos, a los que no cobran mucho por el servicio de lavanderia, a los gluteos que estan bien delineados, que caminan sigilosamente como serpientes dentro de los bares de las calles. Amamos a los doctores extraviados en sus laberintos personales, amamos a los amigos de los amigos de los amigos, y a los abuelos que nos dicen que si no nos casamos pronto nos quedaremos para vestir santos.

Logica de vida vigente y quijotesca:

¡Hace dias me quedé por primera vez callada! Bueno, algo es algo. Recordar la primera letra del abecedario puede ser un evento casi apocaliptico. 

Cosas veredes sancho.

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