13.2.10

A propósito de ciertos hombres


No hay creaciones subyugadas al olvido,solo lo son, las balas en la memoria que condenan el buen vivir. Parece haber siempre una existencia en lo paralizado, un flash que duró y se quedó, pero no como escena efímera. Es inútil escribir sobre la genética de unas cuantas palabras nacidas en la mente, dejando de lado la incertidumbre que se generó con ellas. El momento pulsátil de la historia y la chispa. El momento pulsátil de la historia. El todo o la nada inmerso en la confusión, en lo disperso. Por eso hay ciertos hombres que se creen teorías mesíanicas, y por eso hay ciertos hombres que no creen poder alcanzar la sabiduría. Por eso hay hombres de hombres enojados con el poder de su trazo. Con los elementos jugosos que ofrece el destino. También hay hombres que se atreven a ser ellos mismos, insolencia en el vacío, para poder crear. Cuando lo consiguen no necesitan de halagos. Si lloran, su pañuelo es la mano del amigo aquel que se rió la última vez en la galería del museo de su pantalón ya viejo, como "el viejo" que tenemos en nuestras respectivas casas. Así se convierten en leyendas sin querer serlo. Escriben y siguen sus instintos alejandose de los despiadados feudalistas que todavía quedan por allí. Escriben. Se llenan a si mismos de algo perdurable que no se compra ni se vende. Son pequeños dioses sorprendidos de su gloria. A veces descansan a la sombra del árbol y dicen: filosofía de la existencia, donde recabamos el parto de las ideas, concluyendo que somos una terrible parcela de tierra enajenada y perdida en el laberinto del
(¿diablo o de Dios?). Escriben detalladamente acerca de los aspectos sutiles o salvajes de sus intelectos, y siguen conviviendo con el vecino, ése que vió los zapatos manchados por el barro. Lo seguiré diciendo: hay ciertos hombres...Y para concluir mi terrible documento, devastado por asociaciones que sólo yo comprendo, guardo las enciclopedias-todas- y miro la esfera.
mi talismán para siempre

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